Este humilde boceto de lo que debiera ser una completa
crónica del 14N (cosa que espero algún día alguien pueda hacer), este relato
subjetivo de lo ocurrido y lo vivido durante aquel día de noviembre de 2012, si
fuese puesto al trasluz de los transparentes y asépticos cristales del “sentido
común” (el menos común de todos los sentidos por otra parte) sería atacado
duramente por considerarse viciado, pervertido en origen. Lo que los
biempensantes, políticamente correctos y demás personas de orden criticarían
sin piedad es esa búsqueda militante por huir de la equidistancia, de la falsa
objetividad y de la indiferencia. Anuncio que para mi persona todas ellas son
el peso muerto de la historia al igual que lo consideraba Gramsci, y por eso el
combatirlas es un objetivo básico de principio a fin en las líneas que escribo.
Se trata de una crónica sentimental y apasionada, pues como
ser humano sin afán maquinal alguno, al construir mi memoria íntima y personal
de los hechos, he mezclado lo vivido, lo sentido y lo interpretado ese día, con
lo que vi, escuché y con lo que he interiorizado después.
He de decir, que para mí la Huelga General del 14 de
noviembre de 2012 supuso la pérdida de la poca virginidad política que me
quedaba, y junto conmigo fueron miles de riojanos los que la perdieron parcial
o totalmente. Y digo que supuso la pérdida de esa virginidad porque algunos habíamos
tenido experiencias previas, pero ese día aquellas vivencias fueron un
revulsivo, un agitante de conciencias que nos abrió el camino a la madurez política
a toda una generación, y también hizo recordar los viejos tiempos a mucha gente
que creía olvidados para siempre “los años de plomo”. El estruendo de las
bocachas, los adoquines arrancados buscando arena de playa, los vidrios rotos
al chocar contra el suelo abrieron un túnel del tiempo que nos llevaba
directamente a una época que se dice superada por un inconfesable interés. Pero
que no es así realmente, ya que en lo esencial es idéntica a la actual.
Los que somos hijos de esta falsa democracia fuimos educados
y asimilados por el sistema para que aquellas viejas historias de veteranos
militantes se quedaran en divagaciones y batallitas de viejos aburridos y
pasados de moda. Pero cuando la realidad te abofetea con tanta contundencia y
respiras la pesada atmósfera de la incertidumbre que se crea al vivir esas
escenas de detenciones, de heridos, algunos muy graves que te son cercanos, de
disparos, de carreras delante de la policía... En ese momento entiendes la emoción
y la rabia contenida que expresan las lágrimas, comprendes los sentimientos a
flor de piel y recuerdas el puño cerrado de rebeldía que se agita nervioso
rememorando aquellas historias.
Se cumple un año de los tristes episodios vividos en las
calles de Logroño en la pasada huelga general. Pero si de aquellos hechos y de
las inercias generadas podemos sacar algo positivo, es que ese día muchos
actores se quitaron la careta mostrando su verdadera cara al público y se trazó
una línea que separa muy claramente a quienes defendemos la dignidad del ser
humano con todas sus singularidades y los que defienden el abuso de unos pocos
basándose en su sucio dinero, amasado en la ciénaga de la corrupción.
Los intereses de la Masa y del Privilegiado frente a frente.
Masa consciente sinónimo de Pueblo, no esa oscura ventaja que persigue el intocable
de masa informe, Masa poética y sentimental, Masa de César Vallejo, inerme y
desconcertada frente a la pegajosa telaraña del malvado en forma de furgones
policiales, de seres acorazados, de bocachas y porras que son máquinas de heridos
y muerte.
El interés del malvado, de aquél que legaliza la explotación
y el robo, de aquél que reparte el hambre, de aquél que nos brinda la miseria,
está escondido tras los ventanales de los edificios que defienden. Las humildes
aspiraciones del pobre son sinceras, justas y democráticas y de ahí que se
reivindiquen en las calles. Los anhelos del malvado son caliginosos y no
soportarían la exposición a la limpia luz del juicio popular. Han de estar
escondidos en lo más profundo e intrincado, y cuando ya ni siquiera así se
consigue anular la voz del que clama justicia se despliega un ejército de
ocupación contra lo que consideran su Pueblo. Y utilizo el posesivo “su” en el
sentido más estricto de propiedad.
El 14N fue una puesta a punto del reloj de la conciencia
colectiva. Los privilegiados legalizan permanentemente el robo y el expolio de
las clases populares y trabajadoras. Sin embargo, cuando éstas reaccionan, se
organizan y se movilizan ejerciendo un derecho tan genuinamente democrático
como es el derecho a huelga utilizan a sus esbirros para acallar a porrazos las
voces de la rebeldía.
Y como esto sigue sin ser suficiente, se procede a las
detenciones arbitrarias, a la apertura de procesos al más puro estilo Puig
Antich, las identificaciones constantes y el acoso a menores de edad, la lluvia
de multas por orden gubernativa… y sobre todo lo que en mi opinión es más grave
y aterrador, la constatación de la existencia de “listas negras” en todo el
Estado donde figura gente con su filiación política o sindical o las
actividades donde participa. Reconozco que de todo el catálogo represivo es lo
que más me asusta, y no me importa reconocer el miedo pues eso me humaniza. Ese
miedo surge del hecho de que tengo memoria, esa memoria histórica que algunos
tanto se afanan en denostar, porque los riojanos debiéramos recordar y no
olvidar jamás que las “listas negras” de huelguistas, alborotadores y demás
agitadores y propagandistas de la idea señalan varios caminos que finalmente
conducen a La Barranca, a La Pedraja, a Ezkaba…
La explicación de aquellos hechos solo tiene sentido cuando
analizamos conjuntamente todas las consecuencias generadas a raíz de aquel día
y los precedentes que confluyeron en la jornada. La explosión de la rabia y la
impotencia de forma apasionada fue resultado de la maceración interrumpida de
una melancolía mal encauzada, producto obligatorio de lo que hace tiempo que se
ha convertido en esfuerzo inútil.
Un instante elegido. Un instante para explicarlo todo, para
resumirlo todo. Esa secuencia de imágenes que ha quedado grabada en la retina
de miles y miles de riojanos, es el avance orgulloso y terrible porra en mano
de “un agente de la autoridad” mientras el conjunto de manifestantes retrocede
temeroso ante la imponente mole represora. Hay orden de apartar a “esa chusma”,
quien no se hace a un lado es agredido bestialmente, detienen a un
manifestante, la policía carga indiscriminadamente, heridos, un hombre está en
el suelo muy grave, la gente llora, las madres huyen con sus hijos, centenares
corren asustados huyendo de quien supuestamente ha jurado protegerlos,
disparos, piedras, sonido de sirenas, gritos, botellas… ¡Ha estallado la rabia!
las piedras que se arrancaron del espolón (cuya reparación pagamos todos) y que de haber alcanzado (dios no lo quiera) a algún policía podrían incluso haberlo matado, también son la clase obrera? no nos confundamos una cosa es manifestarse libremente y otra arrinconar a unos trabajadores (que apoyemos o no, lo son puesto que que yo sepa ni son empresarios ni son dueños de nada) realizando acciones que pueden incluso costarles la vida. el palacio de gobierno lo queramos o no y mande quién mande es símbolo de democracia, si se asalta que nos queda? si no está la policía y se destroza o algo más grave que respeto a las bases de la democracia estamos demostrando?
ResponderEliminarHola anonimo, ¿estuviste en la manifestación?, de ser así bien sabrías que nadie, en ningún momento, pretendió asaltar el palacete, ni un conato de tal echo, excepto la falsa y pretenciosa versión de Delegación y policía, y que ningún manifestante ni grupo de manifestantes rodeó a la policía, los disturbios empezaron después de varias cargas (y el arrinconamiento fué mas bien a la inversa). Estuve allí, como mucha otra gente, y ví una actuación policial, desmedida y fuera de sí, a la que siguieron estos lodos:, varios contusionados, dos heridos graves, al menos ocho personas de diversos movimientos sociales con multas de 2800€, que llegaron uns tres meses después de la manifestación, y lo que es mas grave, tres personas con acusaciones policiales a las que la fiscalía pide alrededor de 21 años de cárcel, repito: cárcel. Si no te has informado sobre ello, te animo fervientemente a hacerlo. Yo me pregunto en éste caso cuáles y dónde están esas bases democráticas de las que hablas, me lo pregunto a menudo, por ejemplo también, cada vez que que se ejecuta un desahucio que deja en la calle a personas, familias y menores. ¿DemoQUÉ?¿Dónde?.
ResponderEliminarSiento decirte que sí estuve en la manifestación y vi lo que ocurrió. En ningún momento he hablado de los deshaucios puesto que pienso que es anticonstitucional anteponer los intereses privados al derecho universal de tener una vivienda, pero si vamos a dar lecciones de democracia vamos a dar ejemplo, que tan malo es que te pegue un policía que esta trabajando que a él le caiga una piedra y le abra la cabeza. Una cosa es la legítima defensa y otra intentar herir de gravedad. PD: tampoco estoy a favor de las sanciones penales que se pide para los acusados teniendo en cuenta los delitos que se les imputan.
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