miércoles, 16 de octubre de 2013

Reflexiones de una joven calceatense

"El éxito de una revolución depende del grado de participación de las mujeres"
Vladimir Ilich Ulianov "Lenin"


Mujer, 25 años, licenciada y... es fácil adivinar como finaliza esta frase. El paro se ceba con dos sectores de la sociedad de los cuales formo parte, la juventud y las mujeres.

“Juventud, divino tesoro”, tesoro para empresarios que aprovechándose de la situación económica por la que atravesamos nos explotan con condiciones laborales precarias que imposibilitan nuestro desarrollo personal.

Siglo XXI, utopía de igualdad de género. Si, utopía, ya que aunque parezca mentira aún tenemos que presenciar como en muchas ocasiones tanto en la contratación como en los salarios nos gana la partida lo masculino (hecho que contrasta fuertemente con los datos de tituladas universitarias, donde ahí sí que ganamos nosotras)

Todo resulta más fácil si eres “familia de” o simpatizante del PPartido en el gobierno, o mejor, las dos cosas. Esto agiliza mucho el acceso a un puesto de trabajo. Si no es tu caso, bienvenido al mundo real.

Harta de escuchar mentiras que hablan de recuperación y ficticios brotes verdes, me niego a ser una mera espectadora de esta sociedad que rebosa desigualdad e injusticia por los cuatro costados, de un gobierno que privatiza educación y sanidad mientras premia a corruptos y especuladores, que se está deshaciendo a golpe de tijera de los derechos por los que tanto se luchó.

Sigo buscando mi oportunidad y para ello tengo que dejar atrás mi pueblo, en el que viví hasta que comencé la Universidad, y al que estoy condenada a volver únicamente de visita.

Gracias a las escasas posibilidades laborales de las zonas rurales muchos jóvenes nos vemos abocados al éxodo rural, al abandono de nuestra tierra en busca de un entorno en el que podernos desarrollar profesionalmente. Este desarrollo profesional, en muchos casos, poco tiene que ver con lo que has estudiado, simplemente te permite seguir (sobre)viviendo.

Ante tal situación, la toma de partido es casi una obligación moral para mí. Formar parte de un proyecto que luche por la justicia social, que escuche y defienda a quienes no nos quieren oír, que ponga voz a personas que, como yo, creemos en que las cosas se pueden hacer de otra manera.

Violeta Fajardo Arenas



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