Que trata sobre lo que realmente es el MCRC y el simposio que organizan este fin de semana
Es curioso el modo de funcionamiento de ese extraño sentimiento humano conocido como "amor-odio"; mecanismo que se reproduce igualmente en los grupos sociales que rechazan y denostan lo que por otra parte les atrae enormemente. Y lejos de ser una paradoja o una contradicción insoportable, se convierte en una pequeña incoherencia perfectamente asumible.
El hecho cierto es que la reacción española, el integrismo castizo, ultramontano y trabucaire siempre odió con vehemencia cualquier idea avanzada proveniente del continente europeo, y más concretamente del país vecino, que hace frontera al norte de los Pirineos. El rechazo a la influencia republicana progresista, laica y revolucionaria ha sido y es una constante en el quehacer diario de la carcundia hispana.
Sin embargo, el gusto por asemejarse a los usos y costumbres del ultra-nacionalismo galo, haciendo copias baratas del ideario de los reaccionarios franceses, rindiendo pleitesía hasta chupar la bota en ocasiones, viene de antiguo. Por lo menos desde la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército de invasión francés que contó con la inestimable ayuda de voluntarios realistas españoles, y que arruinó una de las más bellas y efímeras experiencias progresistas y modernizadoras de España como fue el Trienio liberal (1820-1823).
Si bien es cierto, el mayor grado de mimetismo lo podemos encontrar en el siglo XX cuando Maeztu, Vegas Latapié y compañía fundan "Acción Española", una copia barata de la "Acción Francesa" de Maurras. Siendo ambas dos, una casa de locos, monárquicos, legitimistas, tradicionalistas, accidentalistas, integristas católicos... etc. Un batiburrillo de reaccionarios de toda clase y condición. Eso sí, todos ellos unidos por el ultra-nacionalismo, el imperialismo, las ideas de supremacía racial y el antisemitismo (Es bastante curioso ver como la inmensa mayoría de sus herederos ideológicos han evolucionado del "antisemitismo" al "sionismo").
Lo que ocurre es que a partir de aquí, el camino se bifurcó, Y mientras que la extrema derecha fue arrinconada y derrotada en Europa Occidental, en España se regodeaba tranquilamente en las mieles de la "Victoria". En nuestro país vecino, el espacio de la derecha fue ocupado por la derecha gaullista, autoritaria, tradicional, conservadora, pero demócrata y antifascista. Lo que ocurre es que no estaría la historia completa si no se dijera que muerto el mariscal Pétain, no se acabaron los petinistas. Todos los petinistas no aguantaron hasta el final, ni fueron capturados en el Castillo de Sigmaringa. Muchos habían vuelto la chaqueta allanando las playas de Normandía para el desembarco anglo-americano.
Y pasaron los años, y los caminos transcurrían paralelos, pero de pronto surgió el neoliberalismo, Reagan y Thatcher, y el bloque socialista colapsó ante la gran ofensiva, y se inició un proceso de globalización, y una vez reinstaurado un zar de todas las Rusias, destruida la URSS, ya hemos conseguido la tan soñada "libertad neoliberal". Libertad para invadir países y provocar guerras, para desestabilizar regiones planetarias, libertad para destruir el Estado de Bienestar, libertad para explotar los recursos naturales y a los seres humanos, libertad para generar una crisis medioambental incontrolable, libertad para crear una República Universal Aristocrática donde solo tiene capacidad de decisión el 1% que atesora en sus manos el 99% de la riqueza.
Pero en este proyecto se habían dejado muchos cables sueltos y pronto empezaron a saltar chispas. El sionismo contra el mundo árabe, el integrismo musulmán financiado por la CIA para atacar a la URSS y a sus aliados que ha derivado en un terrorismo mundial incontrolable, el aumento de la desigualdad a nivel Mundial, la destrucción paulatina del estado de Bienestar en Europa, las grandes oleadas de inmigración, el agotamiento de los recursos naturales del planeta... Digamos que para no ser una obra española el proyecto neoliberal se podría calificar de bastante chapucero.
Y ante esto surge la necesidad de un muro de contención, un cancerbero que cuide la puerta, no vaya a ser que la gente vaya a añorar el papel de equilibrio de fuerzas que jugaba el bloque socialista. Y se llega a una conclusión: Es necesario un movimiento reaccionario potente a nivel Occidental. Pero la extrema derecha tradicional está apolillada, carcomida o convertida en grupúsculos de iletrados aficionados a la violencia que se arremolinan en torno a ciertos equipos de fútbol. Hay que dar un cambio importante. Convertirla en algo neutro y no agresivo, hay que esconder las intenciones verdaderas para ganar adeptos, ir inyectando el discurso en pequeñas dosis para que el veneno ideológico no genere rechazo en el cuerpo social, eliminar cualquier elemento que pueda relacionarla con el fascismo, el nazismo, el franquismo o cualquier otro movimiento de extrema derecha del siglo XX. Es necesario dar una imagen moderna, cosmopolita, que lucha por cosas tan legítimas como la "defensa de la identidad nacional", hay que declararse anti-inmigración pero no racista y decir que se defienden los intereses económicos nacionales a sabiendas de que eso es una mentira inabarcable dentro de un sistema capitalista mundial que no ponen en cuestión.
¿A nadie le suena esto? Rusia, por si alguien no se ha enterado ha dejado de ser comunista. La dirige un nuevo Zar (Putin) con su Rasputín (Duguin). El "Brexit" inglés y la UKIP, el Frente Nacional francés de Marine Le Pen y el ínclito, el maravilloso Donald Trump en Estados Unidos. Todos ellos íntimamente relacionados. Afirman estar en contra del sistema cuando lo que quieren es reforzarlo, hacerlo más insoportable aún para la inmensa mayoría de la población mundial. En nuestro querido país, como llegamos tarde a casi todo afortunadamente también vamos tarde en esto. Pero eso no quiere decir que por llegar tarde a la fiesta no vayamos a ser los últimos en marcharnos.
Estas son las verdaderas ideas y planteamientos de la gente que se arremolina en torno al MCRC y las actividades que organizan este fin de semana en un simposio en nuestro municipio. Decía George Orwell que decir la verdad es un acto revolucionario. Y es ciertamente un acto revolucionario el quitar la careta de las gentes que organizan semejante acto. Un cónclave sectarizado de los elementos más reaccionarios del país.
Lo peor de todo es que parece ser que quieran convertir la ciudad de Santo Domingo de la Calzada en una nueva Sigmaringa. Por lo menos, allí contaban con novelistas de la talla de Louis-Ferdinand Céline que escribió una obra de enorme calidad como es "Viaje al fin de la noche".
Nota: La ciudad de Sigmaringa en Alemania es conocida por su Castillo, que fue la sede del gobierno en el exilio de la Francia de Vichy y refugio de todos los colaboracionistas con los nazis en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.