miércoles, 3 de marzo de 2021

Piazza di Spagna (V)

 “Salvo el poder, todo es ilusión.”

 Querido Enrico Berlinguer:

 Han pasado muchos meses desde la última vez que te escribimos. Tantos que prácticamente hemos llegado a la mitad de la legislatura sin darnos cuenta. En la última carta te explicamos con detalle la situación que se produjo tras la moción de censura. Probablemente se debió a la intensidad del momento, pero hubo muchas cuestiones que pasaron desapercibidas y que ahora empiezan a aflorar. El último pleno sin público fue bastante ramplón en cuanto al contenido, pero muy interesante en detalles y matices. En política como bien sabes, los detalles son tan importantes que muchas veces resultan decisivos.

 PP-MSD desarrollaron ese concepto de "consenso" que chocaba frontalmente con la definición. Se trata de un "consenso suficiente", entre sí mismos, entre las derechas, utilizando el ayuntamiento como herramienta para resolver sus conflictos internos como ya apuntamos en la moción de censura. Todo es ilusión menos el poder, la oposición disgrega, el poder une, aglutina un partido, unifica un gobierno, ¿crea un líder…? Sin embargo, ese "consenso suficiente" alberga una contradicción de base, ya que antes o después esa uniformidad PP-MSD tendrá que volver a competir o replegarse en sí misma.

 Esa contradicción es tan evidente y tan sólida que el PP todavía no se ha dado cuenta de que ganaron las elecciones del 26 de mayo de 2019. La incompatibilidad de las derechas empezó a languidecer el día de la elección de alcalde. Javier Ruiz con buen criterio preparó dos discursos (Tan posible era la alcaldía como la oposición). Sin embargo, desde ese mismo instante la lógica que empezó a imperar en PP-MSD cambió. La moción de censura se empezó a fraguar desde ese mismo día. Las contradicciones se congelaron con nitrógeno líquido y la maquinaria se puso en marcha.

 Se quería vencer cuando no se había sabido ganar y una vez que se obtuvo la victoria, con el egoísmo de un niño caprichoso e insaciable, no sirvió con ser vencedores, tenía que haber vencidos. Ambicionan más la derrota, la humillación, la sumisión del contrario que el éxito y la victoria propia. Es algo muy profundo, la definición del nosotros frente al ellos. Es una vieja idea. La derecha española nunca ha definido la patria en positivo por sí misma, la construye frente a la anti-patria.

 Además, cuando esa hegemonía es prácticamente total, cuando hay una correlación de fuerzas de dos tercios a uno en un imaginario colectivo conservador, tradicional y apolítico de derechas. Cuando se domina un funcionariado con la política del palo y la zanahoria(el palo hay que sacarlo poco a parte de con la Policía Local, el magistral arte de cambiar de capa está muy depurado), cuando disponen de todos los recursos y medios a su alcance, cuando controlan todos los resortes institucionales a nivel municipal, cuando la idea dominante de lo que es “neutralidad” se encuentra a la derecha de Dios, resulta cuanto menos sorprendente que se busque tensionar la sociedad con medias verdades, generar procesos inquisitoriales y hacer oposición a la oposición.

 Nos lo vamos a tomar como un halago (Parece ser que nos tienen en mayor consideración de la que tenemos sobre nosotros mismos), ya que la otra explicación es inseguridad por parte de PP-MSD. Hay un recordatorio constante de que el PSOE no consiguió aprobar unos presupuestos en la anterior legislatura. Cuestión que es objetivamente cierta. No obstante, sin contexto, es una apreciación parcial y sesgada de un proceso con muchas variables. Hablar del PSOE como colectivo uniforme es no ajustarse a la realidad. El ámbito de decisión empezaba y terminaba en el alcalde, detrás, la nada, y eso lo sabe el PP y hasta el Papa de Roma.

 Nuestra fuerza se negó a aceptar en 2016  un borrador de presupuesto íntegro donde matizar unos pocos miles de euros arriba o abajo en algunas partidas. Eso no es hacer un presupuesto. Eso era aceptar un plato de lentejas. Para IU hacer un presupuesto es sentarse en una mesa sin preocuparse de la hora con un folio en blanco.

 Evidentemente el voto inicial iba a ser en contra. Pero fuimos más allá. Por el interés general estuvimos dispuestos a abstenernos para que saliera adelante si se llevaba el Presupuesto 2016 a una moción de confianza. El proyecto nunca se presentó. Al año siguiente nos ofrecimos a entrar en el gobierno y a dejarnos pelos en la gatera, pero tampoco sirvió para nada. Las circunstancias cambiaron mucho en la primavera de 2017. En primer lugar, el cambio en la secretaría hizo que se produjera un enroque alcalde-secretaría, la torre siempre protege al rey. Por otro lado, los problemas internos del PP eran un secreto a voces y todas esas circunstancias favorecieron lo que vino después.

 Con el PP dividido en dos, la línea oficialista pactó un armisticio amable para intentar aislar a su escisión. El alcalde conseguía terminar la legislatura sin quebraderos de cabeza y además se establecía un cerco a IU. El resultado fue un desastre para ambos, ya que nuestro espacio comprendió perfectamente que nos acusaban de no aprobar presupuestos ni apoyar privatizaciones de servicios públicos, pero luego el alcalde y el PP se ponían rápidamente de acuerdo en gestionar modificaciones presupuestarias para sus intereses comunes (Milenario, Corregimiento y poco más). En 2017, 2018 y 2019 no hubo presupuestos porque sencillamente nos le dio la gana al alcalde ni al PP.

La única estrategia política era mantener el poder por el poder a cualquier precio. Desde el inicio de la legislatura hubo un rechazo total y absoluto en cuestiones planteadas por IU tan poco sustanciales como crear una comisión de fiestas, no fuéramos a pisar la parcela de alguna vaca sagrada. Si el asunto iba acompañado de una cifra de euros la negativa era de tamaño colosal.

 Las consecuencias de todo esto ya las sabemos, IU mantuvo el espacio y eso que  en 2019 competimos electoralmente por primera vez dos candidaturas situadas teóricamente a la izquierda del PSOE. Por otro lado, en esa estrategia ciega diseñada por García Metola y Ceniceros, abrieron un agujero tan enorme que el espacio de apolíticos de derechas, el trumpismo calceatense, se reivindicó a sí mismo y les metió un zarpazo de centenares de votos a cada uno.

 El PSOE, como partido, no como cáscara vacía rellenada por un líder, rectificó el error estratégico en cuanto pudo, aunque la correlación de fuerzas no era suficiente. El PP oficialista sigue sin saber que ganaron las elecciones de 2019 mientras el trumpismo calceatense ocupa todo su espacio.

Desde IU querido Enrico, te escribimos con sinceridad, detallando lo que cualquiera puede ver por sus ojos y lo hacemos por si a alguien le sirve para organizar sus ideas y leer lo que cuesta decir.




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