“Salvo
el poder, todo es ilusión.”
Querido Enrico
Berlinguer:
Han pasado
muchos meses desde la última vez que te escribimos. Tantos que prácticamente
hemos llegado a la mitad de la legislatura sin darnos cuenta. En la última
carta te explicamos con detalle la situación que se produjo tras la moción de
censura. Probablemente se debió a la intensidad del momento, pero hubo muchas
cuestiones que pasaron desapercibidas y que ahora empiezan a aflorar. El último
pleno sin público fue bastante ramplón en cuanto al contenido, pero muy
interesante en detalles y matices. En política como bien sabes, los detalles
son tan importantes que muchas veces resultan decisivos.
PP-MSD
desarrollaron ese concepto de "consenso" que chocaba frontalmente con
la definición. Se trata de un "consenso suficiente", entre sí mismos,
entre las derechas, utilizando el ayuntamiento como herramienta para resolver
sus conflictos internos como ya apuntamos en la moción de censura. Todo es
ilusión menos el poder, la oposición disgrega, el poder une, aglutina un
partido, unifica un gobierno, ¿crea un líder…? Sin embargo, ese "consenso
suficiente" alberga una contradicción de base, ya que antes o después esa
uniformidad PP-MSD tendrá que volver a competir o replegarse en sí misma.
Esa
contradicción es tan evidente y tan sólida que el PP todavía no se ha dado cuenta
de que ganaron las elecciones del 26 de mayo de 2019. La incompatibilidad de las
derechas empezó a languidecer el día de la elección de alcalde. Javier Ruiz con
buen criterio preparó dos discursos (Tan posible era la alcaldía como la
oposición). Sin embargo, desde ese mismo instante la lógica que empezó a
imperar en PP-MSD cambió. La moción de censura se empezó a fraguar desde ese
mismo día. Las contradicciones se congelaron con nitrógeno líquido y la
maquinaria se puso en marcha.
Se quería
vencer cuando no se había sabido ganar y una vez que se obtuvo la victoria, con
el egoísmo de un niño caprichoso e insaciable, no sirvió con ser vencedores,
tenía que haber vencidos. Ambicionan más la derrota, la humillación, la
sumisión del contrario que el éxito y la victoria propia. Es algo muy profundo,
la definición del nosotros frente al ellos. Es una vieja idea. La derecha
española nunca ha definido la patria en positivo por sí misma, la construye
frente a la anti-patria.
Además, cuando
esa hegemonía es prácticamente total, cuando hay una correlación de fuerzas de
dos tercios a uno en un imaginario colectivo conservador, tradicional y
apolítico de derechas. Cuando se domina un funcionariado con la política del
palo y la zanahoria(el palo hay que sacarlo poco a parte de con la Policía
Local, el magistral arte de cambiar de capa está muy depurado), cuando disponen
de todos los recursos y medios a su alcance, cuando controlan todos los
resortes institucionales a nivel municipal, cuando la idea dominante de lo que
es “neutralidad” se encuentra a la derecha de Dios, resulta cuanto menos
sorprendente que se busque tensionar la sociedad con medias verdades, generar
procesos inquisitoriales y hacer oposición a la oposición.
Nos lo vamos a
tomar como un halago (Parece ser que nos tienen en mayor consideración de la
que tenemos sobre nosotros mismos), ya que la otra explicación es inseguridad
por parte de PP-MSD. Hay un recordatorio constante de que el PSOE no consiguió
aprobar unos presupuestos en la anterior legislatura. Cuestión que es
objetivamente cierta. No obstante, sin contexto, es una apreciación parcial y
sesgada de un proceso con muchas variables. Hablar del PSOE como colectivo
uniforme es no ajustarse a la realidad. El ámbito de decisión empezaba y
terminaba en el alcalde, detrás, la nada, y eso lo sabe el PP y hasta el Papa
de Roma.
Nuestra fuerza
se negó a aceptar en 2016 un borrador de
presupuesto íntegro donde matizar unos pocos miles de euros arriba o abajo en
algunas partidas. Eso no es hacer un presupuesto. Eso era aceptar un plato de
lentejas. Para IU hacer un presupuesto es sentarse en una mesa sin preocuparse
de la hora con un folio en blanco.
Evidentemente
el voto inicial iba a ser en contra. Pero fuimos más allá. Por el interés
general estuvimos dispuestos a abstenernos para que saliera adelante si se
llevaba el Presupuesto 2016 a una moción de confianza. El proyecto nunca se
presentó. Al año siguiente nos ofrecimos a entrar en el gobierno y a dejarnos
pelos en la gatera, pero tampoco sirvió para nada. Las circunstancias cambiaron
mucho en la primavera de 2017. En primer lugar, el cambio en la secretaría hizo
que se produjera un enroque alcalde-secretaría, la torre siempre protege al rey.
Por otro lado, los problemas internos del PP eran un secreto a voces y todas
esas circunstancias favorecieron lo que vino después.
Con el PP
dividido en dos, la línea oficialista pactó un armisticio amable para intentar
aislar a su escisión. El alcalde conseguía terminar la legislatura sin
quebraderos de cabeza y además se establecía un cerco a IU. El resultado fue un
desastre para ambos, ya que nuestro espacio comprendió perfectamente que nos
acusaban de no aprobar presupuestos ni apoyar privatizaciones de servicios
públicos, pero luego el alcalde y el PP se ponían rápidamente de acuerdo en
gestionar modificaciones presupuestarias para sus intereses comunes (Milenario,
Corregimiento y poco más). En 2017, 2018 y 2019 no hubo presupuestos porque
sencillamente nos le dio la gana al alcalde ni al PP.
La única
estrategia política era mantener el poder por el poder a cualquier precio.
Desde el inicio de la legislatura hubo un rechazo total y absoluto en
cuestiones planteadas por IU tan poco sustanciales como crear una comisión de
fiestas, no fuéramos a pisar la parcela de alguna vaca sagrada. Si el asunto
iba acompañado de una cifra de euros la negativa era de tamaño colosal.
Las
consecuencias de todo esto ya las sabemos, IU mantuvo el espacio y eso que en 2019 competimos electoralmente por primera
vez dos candidaturas situadas teóricamente a la izquierda del PSOE. Por otro
lado, en esa estrategia ciega diseñada por García Metola y Ceniceros, abrieron
un agujero tan enorme que el espacio de apolíticos de derechas, el trumpismo
calceatense, se reivindicó a sí mismo y les metió un zarpazo de centenares de
votos a cada uno.
El PSOE, como
partido, no como cáscara vacía rellenada por un líder, rectificó el error
estratégico en cuanto pudo, aunque la correlación de fuerzas no era suficiente.
El PP oficialista sigue sin saber que ganaron las elecciones de 2019 mientras
el trumpismo calceatense ocupa todo su espacio.
Desde IU
querido Enrico, te escribimos con sinceridad, detallando lo que cualquiera
puede ver por sus ojos y lo hacemos por si a alguien le sirve para organizar
sus ideas y leer lo que cuesta decir.