La sesión solicitada por el grupo municipal socialista se quedó en el debate político y la reivindicación, sin efectos prácticos
Javier Albo/La Rioja
El pleno extraordinario y urgente celebrado ayer en Santo Domingo, a solicitud del grupo municipal socialista, ocupó parte del mismo en preguntarse unos por su sentido –el PP, Muévete Santo Domingo e IU–, y en intentar sus promotores justificarlo. El portavoz del PSOE, Javier Ruiz, dijo que sirve para que el equipo de gobierno «se ponga las pilas» y para que la legislatura acabe avanzando, «aunque sea una miaja».
De alguna manera, la sesión vino a recordar aquella famosa moción de la anterior legislatura, en la que se pedía que se ejecutaran las anteriores mociones aprobadas. Es decir, insistir en lo infructuoso. «Es desesperante que se traigan tantas veces al pleno asuntos tan importantes y que no se avance nada», insistió Ruiz.
Y ese mismo camino lleva el pleno de ayer. De hecho, de los cuatro asuntos que los socialistas habían pedido que se incluyeran en el orden del día, solo se aprobó uno, con sus únicos votos: el inicio de la tramitación del expediente de cesión a la Comunidad Autónoma del terreno propiedad del Ayuntamiento en el que se encuentra el CEIP Beato Jerónimo Hermosilla, para la ampliación de este, así como de otras obras que se pudieran acometer en el centro, como la del posible pabellón Alberto Etchegoyen.
«Es desesperante que se traigan tantas veces al pleno asuntos tan importantes y que no se avance», dijo Ruiz
PP, MSD e IU votaron una indiferente abstención, porque –vinieron a coincidir– no se puede pedir que se inicie un expediente que ya estaba iniciado desde julio del 2022. Ruiz matizó que iniciado no, que estaba «abierto», porque no se había trabajado en él. El alcalde, David Mena, respondió a esta espontánea lección de gramática política con el adjetivo de «esperpento».
Los otros tres asuntos –la segregación de terrenos para la ampliación de la escuela infantil, su proyecto de ejecución y un convenio con i-DE (Iberdrola)– habían sido incluidos, no en la parte resolutiva del orden del día sino como «actividad de control», bien porque eran competencia del alcalde, no del pleno, o por estar inconclusos, en el caso del último asunto citado. Eso suponía que no se podían votar. Vinieron a tener efectos similares a los de un «ruego» de un pleno ordinario.
Todo esto ocupó a la Corporación calceatense y a tres vecinos durante unos 90 minutos, desde las diez y media de la mañana.
«Celebrar un pleno en el que no podemos votar nada es hacer perder dinero a la Administración y tiempo a los funcionarios», dijo Carlos Barrón, que anunció que su partido donará el importe de las dietas de la sesión a Sara, la niña calceatense con síndrome de Angelman. El concejal de IU, Diego Mendiola, no vio más sentido a la sesión que «el derecho al pataleo» del grupo socialista. Raúl Riaño, portavoz del PP, indicó que había sido el pleno «más raro» que recordaba desde que era concejal. El edil protestó tibiamente, aunque el alcalde le echó después un capote más contundente, cuando replicó a Ruiz que «por muchos eufemismos que use, usted me ha llamado tonto». Y es que el concejal socialista, según apuntó el regidor, había espetado al edil popular, en una intervención anterior, que tenía una «comprensión lectora y auditiva limitada». «Me queda poco tiempo como alcalde pero no voy a volver a permitir más estas faltas de respeto», aseguró Mena.
Y así transcurrió, muy resumidamente, el segundo de los tres plenos que se van a celebrar en diez días.
Pleno celebrado en la mañana de ayer a solicitud del grupo municipal socialista. ALBO
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